La inteligencia artificial pone a prueba la infraestructura energética global

El crecimiento exponencial de la inteligencia artificial (IA) y los centros de datos está tensionando las redes eléctricas del mundo, generando preocupaciones sobre su capacidad para satisfacer la creciente demanda energética. Mientras empresas tecnológicas invierten billones de dólares en IA, la necesidad de potencia computacional para aprendizaje automático y procesamiento de lenguaje natural está impulsando el consumo energético global.

Se estima que el mercado mundial de centros de datos alcanzará los 300.000 millones de dólares en 2024, creciendo a una tasa anual del 10% en los próximos años, según un análisis de TMT Finance. Sin embargo, un informe de DLA Piper revela que el 98% de los ejecutivos del sector están preocupados por la disponibilidad y fiabilidad de la energía para estos proyectos. Además, el 70% de los encuestados prevé mayor escrutinio en cuanto a prácticas de gobernanza ambiental, social y corporativa (ESG).

El consumo anual de energía relacionado con la IA ya supera al de la mayoría de los países, lo que ha generado cuellos de botella en la conexión a redes eléctricas en varias regiones, incluyendo Estados Unidos, Irlanda y Malasia. Un informe advierte que sin inversiones significativas en generación y transmisión de energía, los costos energéticos en EE.UU. podrían aumentar hasta un 70%.

En respuesta, se considera crucial una expansión acelerada de la infraestructura energética limpia, como la energía nuclear, para mitigar el impacto ambiental de la IA. Además, innovaciones futuras como la computación cuántica y algoritmos más eficientes podrían aliviar la presión energética.

El reto de equilibrar la creciente demanda de IA con la sostenibilidad ambiental y económica es enorme. Sin embargo, el desarrollo de fuentes de energía limpias y la implementación de marcos de gobernanza responsable son esenciales para evitar consecuencias desastrosas para la red eléctrica, el clima y los consumidores.