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La coexistencia como estrategia: el Gobierno reorganiza el Sector Minero-Energético

Por PhD Mario Fernando Zamora Santacruz

El Ministerio de Minas y Energía de Colombia ha dado un paso audaz y decisivo con la expedición de la Resolución 40358 del 20 de agosto de 2025. Esta medida no es solo un documento legal, sino una respuesta concreta a un problema crónico: la superposición de áreas entre proyectos mineros y energéticos.

Por años, este conflicto ha generado parálisis, incertidumbre jurídica y ha frenado el desarrollo. Con esta nueva norma, el gobierno busca transformar la competencia en coexistencia, sentando las bases para un desarrollo armónico y sostenible de los recursos del país.

El corazón de esta resolución es el concepto de Acuerdo Operacional de Coexistencia, un mecanismo que formaliza la colaboración entre empresas. Este acuerdo privado no solo delimita las responsabilidades, sino que también establece las reglas de juego para que los proyectos se desarrollen simultáneamente sin interferencias.

La norma distingue claramente entre un "Proyecto Existente" (aquel que ya tiene derechos constituidos) y un "Proyecto Entrante" (el que solicita derechos sobre un área ya asignada). Esta claridad terminológica es vital, ya que define los roles y responsabilidades de cada parte en la negociación.

La resolución es una herramienta fundamental para fortalecer la seguridad jurídica y generar confianza en los inversionistas. Al ofrecer una hoja de ruta clara para resolver conflictos, Colombia se consolida como un destino más predecible y atractivo para la inversión privada, tanto en la exploración y producción de hidrocarburos como en la extracción de minerales estratégicos y el desarrollo de proyectos de energía renovable.

Para asegurar que los proyectos no queden en un limbo legal, la Resolución 40358 establece un procedimiento de negociación directa con plazos estrictos y consecuencias claras. Una vez que se detecta una superposición de áreas, las partes tienen un plazo de 15 días hábiles para notificar al otro interesado e iniciar una reunión. El periodo de negociación no puede superar los 30 días hábiles, con la posibilidad de una única prórroga.

La seriedad del proceso se evidencia en las sanciones implícitas. Si el Proyecto Existente no asiste a las reuniones, se entenderá que no tiene objeciones, lo que le permite al Proyecto Entrante avanzar.

Por el contrario, si el Proyecto Entrante es quien no se presenta, se considerará que desiste del proceso. Este modelo incentiva la colaboración y la búsqueda de soluciones rápidas, algo crucial para los proyectos estratégicos de la nación.

La resolución también contempla escenarios en los que la negociación directa fracasa. En estos casos, la norma ofrece una vía de resolución alternativa a través de la intervención de un perito independiente. El dictamen de este experto sobre la viabilidad de la coexistencia es vinculante, lo que asegura que el proceso no se detenga.

Si las partes no logran un consenso sobre la designación del perito, el Ministerio de Minas y Energía intervendrá para seleccionarlo de una lista oficial de expertos. Esta medida es una salvaguarda contra la falta de acuerdo y garantiza que los proyectos puedan seguir adelante.

Además, la resolución reconoce que no todas las superposiciones de áreas son conflictos. Se establecen escenarios donde no es necesario un acuerdo formal, como cuando el traslape se limita a estudios geológicos, sísmicos o ambientales, sin afectar la infraestructura de ninguno de los proyectos. Esta flexibilidad demuestra una comprensión profunda de la complejidad del sector y evita trámites innecesarios.

La Resolución 40358 de 2025 es un ejemplo de cómo la regulación puede ser una herramienta para el desarrollo, y no un obstáculo. Al fortalecer la coordinación interinstitucional entre entidades como la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), la Agencia Nacional de Minería (ANM) y la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME), la norma promueve un enfoque de Estado para la gestión de los recursos.

Esta medida es fundamental para alcanzar las metas del país. Por un lado, apoya el mantenimiento de la seguridad energética a través del desarrollo de proyectos de hidrocarburos, y por otro, facilita la transición energética al permitir la entrada de iniciativas de fuentes no convencionales de energía renovable.

En este sentido, la resolución no solo resuelve conflictos, sino que también alinea el sector con las políticas de sostenibilidad y equidad, demostrando que Colombia está comprometida con un futuro donde el desarrollo económico y la protección ambiental no son mutuamente excluyentes, sino complementarios.

Desde hace años, la editorial Oil Channel ha promovido activamente un modelo de coexistencia entre el desarrollo de las energías renovables y no renovables, como un pilar fundamental para mitigar el impacto ambiental y asegurar la seguridad energética del país. Sin embargo, este esfuerzo visionario no puede verse frenado por la desarticulación entre los actores.

Es crucial que el gobierno, la industria, la academia y todos los agentes del sector productivo se coordinen y trabajen de manera conjunta. La transición energética no se trata solo de reemplazar los hidrocarburos, sino de permitir que estos sigan contribuyendo al desarrollo de Colombia de forma ordenada y eficiente, en una simbiosis necesaria que garantiza un progreso equilibrado y sostenible.

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Publicado por Massimo Di Santi

Massimo Di Santi. Periodista, Comunicador Social y Presentador de diferentes medios internacionales. Ganador de múltiples premios, ha cubierto importantes eventos a nivel mundial y es un destacado periodista de guerra. Creación IA

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