Pozos petroleros agotados se convierten en baterías subterráneas de aire comprimido

Un grupo de investigadores ha desarrollado una innovadora tecnología para dar una segunda vida a los pozos petroleros agotados, convirtiéndolos en baterías subterráneas de aire comprimido. Este método permitiría almacenar energía renovable de manera eficiente y sostenible, abordando uno de los mayores desafíos del sector energético: la intermitencia de fuentes como la eólica y la solar.

Cómo funciona la tecnología
El proceso consiste en utilizar la infraestructura de los pozos agotados para inyectar aire comprimido en sus cavidades subterráneas durante los períodos de alta producción de energía renovable. Cuando la demanda energética aumenta y las fuentes renovables no generan suficiente electricidad, el aire comprimido es liberado, accionando turbinas que generan electricidad.

Este método ofrece una alternativa más económica y sostenible en comparación con otras formas de almacenamiento de energía, como las baterías de litio, ya que aprovecha infraestructuras ya existentes y reduce la necesidad de extracción de materiales raros.

Impacto en el sector energético
Este sistema podría representar un cambio revolucionario en la forma en que se gestiona la energía renovable. Países con una gran cantidad de pozos petroleros en desuso, como Estados Unidos y Canadá, podrían beneficiarse enormemente al reutilizar estas estructuras para almacenar energía limpia.

Los expertos también destacan el potencial ambiental de esta solución, ya que evitaría la contaminación de los pozos abandonados y reduciría la necesidad de construir nuevas instalaciones de almacenamiento.

Un paso hacia la transición energética
Con el avance de la transición hacia energías limpias, encontrar formas eficientes de almacenamiento es clave para garantizar un suministro estable. Esta tecnología de almacenamiento en pozos agotados podría desempeñar un papel fundamental en la estabilidad de la red eléctrica y en la descarbonización del sector energético.

Los científicos continúan realizando pruebas y mejoras en esta tecnología, pero el potencial que ofrece para el futuro energético es prometedor.