Venezuela llega a acuerdos con media docena de petroleras internacionales tras el fin de las sanciones
El anuncio de inversiones internacionales en el sector petrolero de empresas como Repsol, Ecopetrol, China Petroleum e Indian Oil supondrán una expansión económica para 2024.
Los acuerdos de Barbados han hecho posible la supresión de las sanciones energéticas en contra de Venezuela, y eso ha supuesto que Caracas adelante conversaciones con media docena de multinacionales con el objeto de restaurar su producción de petróleo. Esto ocurre cuando la oferta mundial, y la estadounidense en particular, podría estar necesitada de crudo venezolano para estabilizarse.
Las concesiones ofrecidas por Estados Unidos esperaban, en contraprestación, un compromiso del Gobierno de Nicolás Maduro con la organización de unas elecciones presidenciales libres y verificables, sin vetos a candidatos, y en un marco de amnistía a los más de 300 presos políticos que hay en el país, sobre los cuales no hay respuesta en Caracas.
El presidente de Petroleros de Venezuela, Pedro Tellechea, ha dado la bienvenida al capital internacional. Además de Repsol y Eni, que llevan tiempo trabajando con Venezuela en proyectos gasíferos, la francesa Maurel and Prom ha anunciado que retoma sus operaciones en el Lago de Maracaibo. China Petroleum e Indian Oil ya adelantan trabajo con Miraflores. Se conversa con Trinidad sobre la explotación conjunta del campus Dragon, a cargo de Shell. Mitsubishi quiere reasumir el proyecto petroquímico de Metanol de Oriente, Metor. Caracas ha confirmado los proyectos conjuntos petroleros y gasíferos con la colombiana Ecopetrol. Se habla también de Petrobras y la india Reliance. PDVSA tiene enormes deudas con algunas de estas compañías.
Tan o más importante, también regresan a los campos venezolanos las contratistas internacionales Halliburton, Baker and Hughes y Schlumberger. Algunas compañías privadas venezolanas, como Suelopetrol, han manifestado su disposición a invertir en pozos y presentaron propuestas al Ejecutivo para aumentar la producción de crudos livianos.
Juan González, asesor especial para la región del Departamento de Estado de Estados Unidos, ha declarado que Venezuela no está cumpliendo con sus compromisos, denunciando que no se han liberado más presos políticos y que persisten vetos inconstitucionales sobre líderes políticos opositores, comprometiendo el panorama de unas elecciones libres. González añadió que Venezuela tenía un “ultimátum“. Y que el Gobierno de Estados Unidos esperará hasta el 30 de noviembre por algún gesto de Nicolás Maduro. De lo contrario, Estados Unidos retomará su política de sanciones.
Jorge Rodríguez, jefe de la delegación chavista en Barbados, ha respondido que Venezuela “no acepta ningún ultimátum de nadie” y acusó a la oposición venezolana y a los Estados Unidos de ser quienes no han cumplido con lo firmado. Aunque sobre el tema hay discreción, entre ciertas fuentes crece la sensación de que estas inversiones se hacen a sabiendas de esta circunstancia, e incluso con independencia de ella.
El fin de las sanciones y normalización de las contrataciones directas, pactadas con Estados Unidos, permite al fisco venezolano vender su crudo sin el enorme descuento, a veces de hasta 40%, que antes debía hacer en aquellas complejas transacciones en el océano Indico en alta mar, una circunstancia que comportó una pérdida patrimonial, y que se agravó posteriormente con la corrupción de sus altos mandos vinculados al propio presidente de Petróleos de Venezuela, Tarek El Assami, el famoso caso de Pdvsa-Crypto.
Lejos de sus promedios históricos, calculados en tres millones de barriles diarios, Venezuela, con la ayuda de la licencia especial a Chevron, en este momento trabajosamente produce 800.000. Expertos consultados calculan que, si todo este movimiento se termina de concretar, la producción de crudo podría subir unos 300.000 barriles por día en 2024, llegando finalmente a 1,2 millones de barriles diarios, con expectativas a seguir creciendo.
Los ingresos estatales se recuperarían con enorme claridad orientando las ventas hacia Estados Unidos, sin los descuentos, en un escenario de altos precios petroleros. Venezuela tendría una verdadera oportunidad para expandir su economía luego del crack histórico de 2018 y el mal desempeño de 2023.
Todo este movimiento, que demanda costosas inversiones, se hace a sabiendas de que las diferencias entre Caracas y Washington persisten, y que entre ellas hay un cuello de botella particularmente álgido: la total renuencia del chavismo en aceptar que la opositora María Corina Machado, que encabeza todas las encuestas de opinión, pueda competir en las elecciones presidenciales del año que viene.
Luis Oliveros, economista especializado en comercio internacional y Petróleo, académico de la Universidad Metropolitana, no cree en un regreso de sanciones, a pesar de lo declarado por González. “Hay que leer bien el ultimátum. Ellos lo que plantean es que debe haber señales, una hoja de ruta, no una solución inmediata. No creo que esté planteado el regreso inmediato de sanciones. Esas compañías están acordando con el estado venezolano inversiones de mucho dinero. Una fecha mucho más neurálgica puede ser abril, una vez cumplidos los plazos de las licencias”, dice.
Venezuela estaría en condiciones de ofrecer todavía algún gesto político a Estados Unidos. “Rusia ha tenido un importante acercamiento a Venezuela en todos los órdenes en esos años, incluyendo el petrolero. Las exigencias de la guerra en Ucrania les impide trabajar con sus aliados”, comenta el economista, analista y académico Víctor Álvarez, quien se muestra convencido de que Washington quiere acercarse a Caracas. “Estados Unidos endurece sanciones a Rusia, pero libera a Venezuela de varias de ellas. Sin sanciones, PDVSA obtiene, vendiendo a Estados Unidos directo sin descuento, cerca de 4 mil millones de dólares adicionales para sus arcas. La Casa Blanca se propone alejar a Miraflores de los auxilios financieros rusos”.
Álvarez también piensa que Estados Unidos necesita incorporar crudos a sus mercados y aliviar la presión energética. “La administración Biden necesita evitar el costo electoral que pueda significar un alza desmesurada de los combustibles, un shock de precios. El petróleo venezolano puede cumplir ese objetivo, estabilizar la oferta. Además, abre el mercado estadounidense a los crudos de Venezuela, recuperándolos para los mercados de occidente”, finaliza.
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Publicado por Massimo Di Santi
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