México lanza esquema financiero para estabilizar a Pemex ante crisis de deuda y producción
El gobierno mexicano presenta esquema financiero para estabilizar a Pemex y su deuda de $105.000 millones.
El Ministerio de Finanzas de México anunció el martes que lanzará una nueva operación financiera para apoyar a la atribulada compañía petrolera estatal del país, Pemex—la empresa energética más endeudada del mundo.
La operación implica la emisión de "Notas Pre-Capitalizadas", una forma de financiamiento diseñada para fortalecer el balance de Pemex sin una garantía gubernamental directa. El plan—parte de un esfuerzo continuo para apuntalar a una empresa sumida en deuda, declive productivo y disfuncionalidad operativa—es notablemente escaso en detalles específicos.
Pemex reportó una pérdida de $2.000 millones en el primer trimestre de 2025, luego de una pérdida de $9.100 millones en el cuarto trimestre de 2024.
La producción de crudo ha caído a 1,58 millones de barriles por día—muy por debajo del objetivo gubernamental de 1,8 millones bpd. Las exportaciones también se han desplomado, cayendo un 44% en enero a sus niveles más bajos desde 1990.
La compañía ha respondido recortando 3.000 empleos, reestructurando su liderazgo y anunciando planes para reabrir miles de pozos inactivos—esfuerzos que requieren capital que no tiene.
Mientras tanto, Pemex está haciendo malabarismos con más de $105.000 millones en deuda financiera y más de $20.000 millones en facturas impagas a proveedores.
La producción de refinación se ha estancado, y los problemas con la calidad del crudo—incluyendo alto contenido de agua—han alejado a compradores clave. A pesar de una inyección de efectivo del gobierno federal en 2024, el capital de trabajo de Pemex sigue siendo profundamente negativo.
El uso de Notas Pre-Capitalizadas parece ser una forma de inyectar liquidez sin desencadenar mayores preocupaciones crediticias o rescates formales. Pero el problema subyacente persiste: la salud financiera de Pemex depende en gran medida de la voluntad política.
Intervenciones pasadas han contado con el respaldo silencioso de bancos de Wall Street y gigantes de servicios petroleros como SLB, que emitieron más de $1.000 millones en swaps de incumplimiento crediticio el año pasado para mantener a Pemex solvente.
Con la producción en declive y los mercados energéticos globales cambiando, el último movimiento de México puede darle tiempo a Pemex—pero sin una reforma estructural o un camino creíble hacia la rentabilidad, es solo otro parche en un casco agrietado.
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Publicado por Massimo Di Santi
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