EE. UU. expande su producción y bloquea importaciones canadienses, mientras Colombia enfrenta una caída en su extracción que amenaza su estabilidad económica. ¿Aprovechará el país la coyuntura o quedará rezagado?
El petróleo arrancó 2025 con una montaña rusa de precios. En un escenario de incertidumbre global, factores como la desaceleración económica de China, el aumento de la producción en países no miembros de la OPEP+ y nuevas sanciones de Estados Unidos a la industria energética rusa han generado movimientos abruptos en el valor del crudo.
Según un informe de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, uno de los efectos inmediatos ha sido la imposición de aranceles al crudo canadiense y mexicano, lo que reconfigura el comercio petrolero en América. Para países productores como Colombia, este nuevo escenario abre una ventana de oportunidad, pero también expone riesgos que podrían comprometer su crecimiento económico.
A finales de 2024, los pronósticos situaban la referencia Brent en 75 dólares por barril. Sin embargo, el endurecimiento de las restricciones contra Rusia impulsó los precios a más de 80 dólares, un nivel no visto en más de cuatro meses. A esto se sumó un anuncio inesperado del presidente Donald Trump: la declaratoria de Emergencia Energética en Estados Unidos, argumentando que la insuficiencia energética ha afectado la producción, el transporte y el refinamiento de hidrocarburos, encareciendo su precio.
La estrategia energética de EE. UU. y su impacto en Colombia
Con este decreto, el gobierno estadounidense ordenó agilizar exploraciones, extracción y refinamiento de crudo y gas, además de facilitar la construcción de infraestructura energética. La estrategia busca incrementar la oferta para reducir precios, pero al mismo tiempo genera tensiones comerciales y distorsiones en el mercado global.
En este contexto, el papel del petróleo colombiano es clave. En 2024, el sector representó:
- 30 por ciento de las exportaciones totales del país
- 18 por ciento de la inversión extranjera directa
- 7 por ciento de los ingresos del Gobierno en la última década
- Más de 7 billones de pesos anuales en regalías, fundamentales para las regiones
Sin embargo, los analistas advierten que Colombia enfrenta una situación delicada. Mientras la demanda global de hidrocarburos se mantiene y otras naciones aumentan su producción, el país va en dirección contraria. La extracción de crudo cayó 0,5 por ciento en 2024, pasando de 777.000 a 773.000 barriles diarios, y las proyecciones para 2025 anticipan un desplome del 4 por ciento.
Este descenso responde a varios factores, entre ellos:
- Falta de inversión en exploración y producción desde 2015
- Carga tributaria elevada y menor seguridad jurídica
- Problemas de orden público en zonas petroleras
- Negativa del Gobierno a adjudicar nuevos contratos de exploración
A diferencia de otros productores que capitalizan el contexto global, Colombia pierde terreno en el comercio exterior. Sin exploración ni nuevos campos que reemplacen los pozos maduros en declive, el país reduce su capacidad exportadora y se aleja de un posible repunte económico.
¿Puede Colombia beneficiarse del nuevo entorno comercial?
A pesar del panorama adverso, el reacomodo del mercado energético ofrece una oportunidad. Con las restricciones al crudo canadiense en Estados Unidos, el petróleo colombiano podría posicionarse como un sustituto viable para refinerías estadounidenses, debido a sus características similares.
Actualmente, Colombia representa solo el 3,2 por ciento de las importaciones petroleras de Estados Unidos, pero sigue siendo su principal socio comercial en el sector, concentrando el 38 por ciento de las exportaciones de crudo colombiano.
El problema es que, sin un aumento en la producción, Colombia no podrá aprovechar esta coyuntura. Según el informe, cada dólar menos en el precio del petróleo reduce en 170 millones de dólares las exportaciones, afectando los ingresos fiscales y la estabilidad económica. Para compensar esta caída, el país necesitaría:
- Aumentar en 27 por ciento las remesas
- Incrementar en 42 por ciento las exportaciones manufactureras
- Subir en 51 por ciento los ingresos por turismo
- Triplicar las exportaciones de café o multiplicar por 48 las de aguacate
Ninguna de estas alternativas es viable en el corto plazo, lo que deja a Colombia en una situación frágil si no fortalece su sector de hidrocarburos.
La gran pregunta es si el país aprovechará esta coyuntura para reactivar su producción petrolera o quedará rezagado en el nuevo orden energético global.